26 septiembre 2012

Decir que sí, sentir que no


Juliana, mujer bella entre las bellas, había nacido en 1908.

Cuando me contó esta historia, sumaba tantas décadas, que la espantaba recordarlo, pero nadie, nadie, la hubiera considerado vieja.


Era una de esas mujeres, que mantienen la piel de porcelana y el brillo apasionado en la mirada.

Cuando estaba por casarse, a los 16 años, las amigas la pusieron al tanto de los acontecimientos de una noche de bodas.

- Vos tenés que fingir. Hacele creer que te gustó para que él no se disguste. Los hombres se ponen mal si una no les dice que disfrutó.- Le recomendaron

Y juliana, prudente, contentó.




© Ana di Cesare